Recuerdo este viaje como si fuera ayer. Descubrimos el poder de la naturaleza y pueblos maravillosos. Lo bonito de llegar al destino, no solo fue el espectáculo de la catarata, fue el camino recorrido. Y que miles de libélulas nos recibieran saliendo de su escondite y aplaudieran nuestra llegada. ¡Lo que me pude reír cuando una se posó en tu cabeza! Volveremos al Paraíso, papá.
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