Esto se termina. Me voy con agujetas de trabajar, de andar, de nadar y de reír, sobre todo de reír. Me voy con cicatrices (en el culo como si me hubiera arañado un tigre) de volar y no saber aterrizar. Me voy morena, aunque he perdido color. Me voy con el pelo estropeado del sol y de la sal. Me voy con más que compañeras, ya las considero amigas, pues con ellas he pasado más horas que las que tiene un reloj. Carmen y sus malditos bichos a los que apuñalaría con un cuchillo junto con sus "¡five minutes to close, two minutes!"; Nazaret y sus calcetines tendidos en el carro, las tres veces que comprobó los yogures caducados y el famoso "pero, ¿yo a quién he llamado?" por la radio pidiendo el pan. Yohana y la rabia que le da que le pisen lo fregao, lo que odia a los guiris y a los niños de los guiris. Francisco y su "¿pero yo qué he hecho ahora?", su "este expositor es nuevo, ¿no?" y su risa tan contagiosa que se alarga más allá de lo justo y necesario y con la que volvemos a descojonarnos. Eli y su manía de sacar fuera los expositores de madera porque "¡el año pasado se vendían, tita!". Nati y su verborrea en la cena de empresa, como si se hubiera bebido una barrica cuando solo se mojó los labios. Nos quedó claro que vio la película de Annabelle, que no le gusta viajar mucho (huyó cuando le tocó el premio gordo y apareció con un ¿gato?) y que cuando algo no te interesa hay que decir "ahhhhh" y sacar la lengua. Ahora lo usamos para todo. Me voy a acordar del señor de tatuajes que me llama princesa; del hombrecillo y su perro Harry que dice que siempre me ve en el mismo sitio; de Rafa porque no me quiere presentar a su hijo jugador de baloncesto; del chavalillo que limpia la terraza con la sopladora cada sábado y me saluda con la mano; del tío bueno que no compra otra cosa más que hielos; del chico italiano tan guapo al que busqué en su bar y nada de ná; de los socorristas que llegan tarde a la piscina del hotel y cenan pizzas; de la chica de la bici que hace horas extras por la noche y está deseando que termine agosto. Me voy a acordar del ""centre, centre ¿me sentiu?"; de la granizada que temimos que rompiera la cristalera; de la inundación que hizo que la gente saliera nadando de los coches; del pamboli y el famoso sorteo "¿toco botón?"; del cocktail jambo o cómo se llame que lleva mucha fruta y más alcohol; del vecino que descubrí tarde, pero con quien compartí una noche de cerveza y chuches; de lo guapas que somos cuando nos quitamos el uniforme y nos vemos con ropa "normal". Y cómo olvidar al matrimonio de Castellón y sus ensaimadas como equipaje de mano junto con la visita de mi Elsi a la que me hizo mucha ilusión enseñarle mi nuevo hogar. Y he viajado, mucho. Tanto que a veces repetí destino y bien saben los que me conocen que pocas veces repito. Por eso no sé si despedirme para siempre o decir hasta el año que viene. Tenemos un invierno por descubrir. Luego decidimos, ¿vale? Me llevo la maleta cargada de momentos inolvidables, he vivido toda una experiencia llena de recuerdos. Sé que es difícil resumir una temporada en unas pocas líneas, y según pasen los días me iré acordando de más cosas y sonreiré. Espero haber dejado huella. yo me voy marcada. Y de tinta también. Además, he aprendido a cocinar. 😊

#Peninsulares
#Isleñas
#LoQuePasaEnLasVegasSeQuedaEnLasVegas
#NoMeTocaNiUnaMedusa
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